Caminamos lentamente hacia las puertas negras, fijándonos como las personas encapuchadas nos miraban a través de sus oscuros trajes. Nos detuvimos frente a la puerta, cuando un sonido poco usual nos obligo a voltear a ver a unos sujetos cerca de unos arboles.
_¡Eh, mira como está de linda la luna!
_Claro, pero mas linda tu hermana no lo creo, he he.
_¡No digas tonterías si no quieras que te de una buena patada, hombre!
Eran unos hombres por así decirlo "normales", de mediana edad y algo fortachones. Parecían estar de excursión o explorando a altas horas de la noche. Lo extraño, es que nos ignoraron completamente, como si no estuviéramos ahí. ¿Acaso no nos vieron aun cuando toda la luna iluminaba el lugar, o tal vez si nos vieron pero era normal para ellos? Todo se volvía cada vez mas extraño, hasta que las dos figuras nos hablaron.
-Su raza es bienvenida aqui. Su entrada se les sera concedida.
Tras haber dicho esto, la puerta de ébano se abrió lentamente, dejando salir un aire bastante frió desde el oscuro pasaje.
_Bien, es ahora o nunca. ¡Entremos! _dijo mi amiga, emocionada_
Sin que tuviera una oportunidad de responder, me tomo del brazo y se puso a correr, arrastrándome con ella hacia la profunda frialdad de la cueva.
Eche una mirada hacia atrás mientras corríamos, solo para ver como la puerta se cerraba con la misma velocidad con la que se abrió, dejando pasar un rayo de luz de luna que se hacia cada vez mas diminuto.
Yo me sentí identificado con ese débil rayo de luz. Mi mente todavía no lograba captar la noticia anterior, y ahora que todo ocurría tan rápido, no pude digerir bien todo. Mi mente empezó a sentirse mas confusa, mas débil, mas.. algo difícil de describir.
Me sentía solo, ni si quiera confiaba en mi propio ser. Lo único que me hacia sentir mejor, era esa pequeña luz que solía ver yo por la ventana de mi cuarto. Me era agradable ver por fin algo familiar cerca de mi, pero me resultaba triste saber, que ese pequeño gesto de hogar, se desvanecía con el paso del tiempo, tal y como mis esperanzas de poder regresar a una vida normal.
Seguimos corriendo varios minutos. Tal vez horas. No se, no me di cuenta, yo estaba tratando de acomodar mis pensamientos. Mi mente era un mar, y en ese instante se encontraba en un huracán. De la nada, la chica dejo de correr, y al final del túnel se alcanzaba a ver una luz tenue. Agudizamos nuestra vista, y alcanzamos a verificar que la luz provenía de una vela.
_Ahora, hay que ir silenciosos.. _dijo mi amiga_ No queremos que nadie nos descubra..
Mientras ella decía eso, yo sentía como mi cabeza se mareaba demasiado. No tenia idea de que me pasaba. Todo se oía tan lejano mientras que alcanzaba a oír mis latidos y a mi sangre moverse dentro de mi cuerpo.
_Pero... ¿Qué te pasa?_
Fueron las ultimas palabras que escuche antes de que mi cuerpo perdiera la fuerza y se desplomara al suelo, incapaz de moverse ni de oír ni de ver ni de hacer nada. No podía ni mover un simple dedo, estaba completamente paralizado. No me quedo otra opción mas que dormirme.
¿Acaso así se sentirá desmayarse...?